Los denisovanos se convirtieron en una nueva pieza del puzle de la evolución humana en 2010. Dos años antes, un equipo de investigadores liderados por Svante Pääbo había encontrado en las cuevas de Denisova, en Siberia, las tres únicas piezas que se han hallado de este homínido: dos molares y una falange de una niña que vivió en las montañas Altai hace entre 40.000 y 80.000 años.
El hallazgo fue presentado en marzo de 2010, cuando lograron secuenciar ADN mitocondrial extraído del dedo. En diciembre de ese mismo año consiguieron secuenciar su genoma, que reveló que presentaba diferencias tanto con los neandertales como con los humanos modernos. Los científicos consideraron que se trataba de un grupo distinto, aunque el hecho de que sólo se hubieran encontrado restos de un individuo dejó muchas incógnitas por resolver. En honor a la cueva en la que se descubrieron los fósiles, fueron denominados denisovanos.
Ahora, el equipo de Pääbo ha dado un paso más al lograr secuenciar el genoma completo de este homínido con una calidad similar a la que se puede obtener con un genoma moderno. Los detalles de la técnica que han empleado se publican esta semana en la revista 'Science'.
El análisis genético de este individuo ha permitido compararlo con el de los neandertales y, especialmente, con el de humanos modernos para establecer de qué manera este grupo ha contribuido a la carga genética de algunas poblaciones que viven en la actualidad.